lunes, 22 de marzo de 2010

LA FALLA CENSURADA


Nunca se ha sabido de nadie, ni políticos ni famosos, que haya hecho retirar su ninot de una falla. En esto Manchatan ha sido pionera. La empleada de la ORA, irritada por la expectación que había despertado su imagen, exigió bajo amenazas de denuncia, la inmediata retirada. Así que, cual ninot indultat, a las 8 de la tarde había sido retirada. Las fotos dejan constancia de su presencia y puedo afirmar que todas las conversaciones de la tarde-noche, tuvieron un espacio para ella. Todo el mundo coincidió en hacer dos afirmaciones: su marido es una bellísima persona y ella es una auténtica fiera corrupia. 

viernes, 19 de marzo de 2010

LA FALLA DE MANCHATAN


Manchatan también celebra San José con una falla. Como es natural a los manchateños les preocupa la política nacional, el paro y la corrupción y en la falla están Rajoy y Zapatero rodeados de frases alusivas a esos temas candentes. Pero ellos están detrás, al fondo, como haciendo bulto, porque el personaje que  este año se ha llevado todas las visitas y todos los comentarios, ha sido la empleada del Ayuntamiento que recorre la zona ORA con su boleto de denuncias siempre calentito. Y es que, aunque parezca una barbaridad, en Manchatan se ha instaurado la ORA, este pueblo que se recorre a pie en unos 30 minutos, tiene las calles más cercanas al Consistorio bajo la advocación de la zona azul. Es tiempo de crisis y cualquier manera de recaudar se hace buena.
Como es natural, cuando las calles amanecieron ribeteadas de azul, todos los vecinos lo comentaron, incluso hubo muchos que se acercaron al Ayuntamiento para estar seguros de que a partir de ese momento debían pagar para estacionar su vehículo donde siempre lo habían hecho. Pero todas las miradas terminaron concentrándose en ella, la mujer que recorre la zona de manera constante. Y es que nadie hubiera podido elegir a alguien mejor, gesto adusto, actitud de plena disposición a recriminarte por cualquier motivo, nula capacidad de dialogar. En este pueblo en el que todo el mundo se saluda, ella camina sin reconocer a nadie y se comenta que le ha puesto una multa a su propio marido, que pensaba estar a salvo con eso de tenerla todas las noches a su lado ¡qué iluso!
Pues ese es el personaje protagonista oficioso de la falla y os dejo con la foto que da fe del hecho.

lunes, 15 de marzo de 2010

ANDREA

En Manchatan hay viejas historias de amor. Historias como la de Andrea, una mujer enamorada desde la infancia de Remedios, su mejor amiga, su compañera, su confidente y más tarde, al culminar la adolescencia, su amante. La relación en un pueblo de 6.000 habitantes y en el marco de los años 1950, no pasó inadvertida a pesar de que siempre se mantuvo en secreto y ambas fueron todo lo discretas que el amor permite ser.

Los padres de Remedios le buscaron un marido para intentar alejarla de aquella “mala influencia” y lo encontraron con bastante rapidez. La dote y el capital de los padres de la novia, fueron uno de los principales atractivos. Y no es que Remedios no fuera bonita, que lo era, pero los rumores, en un pueblo donde las noticias tardaban un máximo de 2 horas en recorrerlo, habían empañado la imagen de la joven. Nadie las había visto jamás en una actitud que les hiciera suponer que mantenían una relación amorosa, pero ya se sabe “cuando el río suena…” y eso era suficiente para darlo por hecho. El caso es que el novio aceptó la proposición y en un mes estuvieron ante el altar y ante todo el pueblo, diciéndose el “si quiero” de rigor.

En aquellos años, los novios no pasaban la noche de bodas en un hotel, por otra parte en el pueblo no había ninguno, ni siquiera una casa de huéspedes, ni una pensión. Tampoco se hacía viaje de luna de miel, solo los más adinerados y con una cierta dosis de fantasía, se permitían un par de días en la capital. Este no fue el caso de Remedios y su marido. Ellos pasaron la noche en la casa que el padre de ella les había regalado para que iniciaran su vida en común.

Nadie supo nunca qué pasó aquella noche, ni qué palabras se cruzaron entre ambos, pero lo que quedó claro es que aquello de marido y mujer, solo fueron palabras que pronunció el cura y que se quedaron resonando en el ámbito de la iglesia, sin que nunca lograran salir de allí.

Al día siguiente, a eso de mediodía, cuando las calles eran recorridas por buena parte de los habitantes y las paradas a saludar y comentar lo último sucedido, eran tan frecuentes que se podían tardar sus buenos 10 minutos en recorrer una calle de unos 50 números, Andrea, cargando con una maleta en cada mano, recorrió la distancia que separaba su casa de la que ahora era la de Remedios, se paró ante la puerta, dejó las maletas en el suelo y dio un buen par de golpes con el aldabón, que resonaron en toda la calle,  llamando tanto como a los que estaban en el interior, como a los que por allí pasaban. La puerta se abrió, Remedios se asomó y, tomando una de las maletas, se hizo a un lado y dejó pasar a Andrea.

Se empezó a decir que Remedios había tenido dos bodas, una ante el pueblo y otra ante los suficientes testigos como para que todo Manchatan se enterara en un brevísimo espacio de tiempo, vamos, como si también hubiera sido publicada en la puerta de la iglesia junto con las amonestaciones de la otra, la oficial.

Hay que decir, que nunca nadie vio cruzar ni media palabra entre Andrea y el marido de Remedios. Públicamente se ignoraban. El marido se cruzaba de acera cuando la veía venir por la calle. Ella continuaba por su camino, un punto desafiante y si el encuentro se había hecho inevitable, ambos miraban al aire que los separaba como si el otro fuera humo. No se sabe qué era lo que sucedía en el interior del hogar, aunque mucho se hablaba de ello en todos los corrillos que se formaban en la plaza. Nadie, ni los vecinos ni los que por la puerta de su casa discurrían, les escuchó jamás discutir, nunca se oyeron gritos ni se supo de amenazas, tanto públicas como privadas.
Continuará...